A finales de los años setenta, un piloto ruso que sobrevolaba un tramo montañoso y remoto de la taiga siberiana, descubrió, en medio de una escarpada zona boscosa, un pequeño rectángulo de terreno, con una cabaña.
Para cuando Vasily Peskov, periodista del Pravda, conoció esta historia, no habÃan contactado con nadie en casi cincuenta años, rezaban diez horas al dÃa, no habÃan probado la sal y no podÃan siquiera concebir que el hombre hubiera pisado la luna.
El único miembro que quedaba tras la muerte de sus padres y de sus hermanos debido al hambre y a las enfermedades era Agafia: la hija más joven de la familia./7766
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